El ministerio británico de Justicia reveló el jueves la pérdida de dos discos con información sensible sobre tres investigaciones criminales, entre ellas, la del papel desempeñado por la Policía en la muerte de Mark Duggan en 2011.

En un comunicado, el ministerio encabezado por Chris Grayling, explicó que los funcionarios se dieron cuenta de la pérdida hace tres semanas y, desde entonces, se efectuaron registros intensivos sin encontrar los discos hasta el momento.

De acuerdo con la cadena pública de radio y televisión BBC, se señaló que no hay pruebas sobre una intención clara detrás del extravío de la información, aunque ya fue suspendido un empleado.

Según el citado medio, los datos presentes en los discos eran de carácter confidencial y se cree contenían nombres de agentes de policía y de otras personas implicadas en trámites judiciales.


Almacenaban, por ejemplo, según la BBC, detalles de la controvertida investigación, ya concluida, sobre la muerte en agosto de 2011 de Duggan por disparos de la Policía, considerada legal por un tribunal pese a que el joven negro de 29 años iba desarmado.

Esos incidentes causaron entonces una gran revuelta en Londres y otras ciudades del Reino Unido y deterioraron a mínimos las relaciones de la comunidad negra con las fuerzas de seguridad, de acuerdo con comentarios difundidos en medios de comunicación.

La otra investigación se refería a la muerte en la capital en 2005, también a manos de la Policía, de Azelle Rodney, de 24 años, que fue declarada luego ilegal por un juez del Tribunal Superior.

Una tercera pesquisa, cuyos pormenores contenían los discos y la única con conclusiones aún no públicas, es la del asesinato a palos en 1997 en la localidad norirlandesa de Portadown del joven católico de 25 años Robert Hamill, a manos de un grupo de paramilitares protestantes.

En este caso, el juez canadiense jubilado Peter Cory examinó acusaciones de que las fuerzas de seguridad de Irlanda del Norte pudieron estar implicadas en la muerte de Hamill, que falleció en el hospital 11 días después de la paliza a causa de las heridas.