Poblaciones en áreas de conflictos en el este de Myanmar padecen una crítica situación sanitaria con propagación de malaria, infecciones respiratorias y diarreas letales de acuerdo con un informe difundido ayer en la capital Naypyidaw.

El reporte "El largo camino a la recuperación", elaborado por una red de organizaciones, apela a más apoyo internacional para socorrer a 64 localidades a lo largo de las fronteras con Tailandia, de los estados Shan en el norte y Mon y Tenasserim en el sur.


Todos estos territorios, en su mayoría bajo décadas de conflictos y con casi una total ausencia de servicios gubernamentales, dependen desde hace tiempo de sus propias vulnerables estructuras, recursos y resistencia.

Señala el estudio que inclusive en condiciones más estables por acuerdos de cese el fuego entre la autoridad central y grupos insurgentes, los servicios de salud son débiles y la falta de confianza en muchas comunidades inseguras hace temer que la tregua se torne insostenible.


La publicación de estos datos coincide con un resurgimiento de choques armados entre el ejército insurgentes de la etnia kokang agrupados en la Alianza Democrática Nacional de Birmania, en la región Shan fronteriza con China, que provocó el éxodo de miles de civiles.

El gobierno del presidente Thein Sein lleva a cabo un dilatado proceso de negociación con representantes de una buena parte de las 16 etnias del plurinacional Myanmar en pos de un acuerdo de paz y la configuración de un estado federativo con autonomías regionales.