Arabia Saudita a la cabeza de una coalición que implica más de diez países y que cuenta con apoyo logístico y de inteligencia de EEUU, lanzó la madrugada del jueves una serie de ataques aéreos contra civiles yemeníes mientras dormían en sus casas.

Los aviones saudíes, que jamás se movieron en ayuda del pueblo palestino, mataron al menos a veinte civiles yemeníes, la mayoría niños, y dejaron heridos a más de treinta.


La aviación saudí bombardeó la base aérea de Al Daylami y el cercano aeropuerto internacional de Saná, la capital, así como varios barrios residenciales de la ciudad.

La agresión liderada por Arabia Saudita se lanzó después que fuerzas del Ejército yemení apoyadas por los Comités Populares se apoderaran de Adén, la gran ciudad del sur del país, y la huida del presidente dimitido Abdrabu Mansour Hadi.


“Jordania, Sudán, Marruecos, Egipto y Pakistán mostraron su deseo de participar en la operación en Yemen”, ha informado la agencia estatal saudí, junto a Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Bahréin y los Emiratos Arabes Unidos --es decir todos los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo menos Omán—que asintieron cooperar en la “agresión” contra Yemen y el pueblo yemení.

El embajador saudí en Washington, Adel al Jubair, explicó que la acción militar de los países liderados por Arabia Saudita se limitaba por el momento a incursiones aéreas contra varios blancos en Yemen, pero que varios espías militares estaban movilizados y que la coalición "hará lo que sea necesario".


Al Jubair aseguró que “la operación se lleva a cabo en coordinación con Estados Unidos”, y que su objetivo es “defender al ex presidente Abdrabu Mansour Hadi”.

 La Casa Blanca, a través de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Bernadette Meehan, informó que "el presidente Obama ha autorizado el suministro de apoyo logístico y de inteligencia a las operaciones militares" en Yemen.