Suecia blinda sus fronteras y establecerá controles obligatorios de identidad en todas sus comunicaciones por tierra y mar con Dinamarca. El objetivo es que no entren refugiados en su territorio y reducir así la afluencia.

La medida empezará a funcionar el 4 de enero en todos los trenes, autobuses, incluidos los alemanes, y los ferris. Estocolmo quiere además poder cerrar el puente que conecta con Dinamarca si el flujo de refugiados continúa.

Al otro lado de la frontera, el Ejecutivo danés aplicó la medida de confiscar el dinero y los objetos de valor de los refugiados para sufragar su manutención.


Austria, Alemania, Eslovaquia, República Checa y Holanda ya han introducido controles, mientras Hungría selló de manera hermética sus fronteras.

Hungría fue el primer país en actuar de manera inhumana y drástica al levantar una valla alambrada en los 175 kilómetros de frontera con Serbia, y ha anunciado que levantará otro muro en la frontera con Rumanía.

El Gobierno búlgaro anunció que desplegará al Ejército en la frontera con Turquía para apoyar a la policía en las tareas de vigilancia, ante la posibilidad de que grupos de refugiados traten de entrar en el país para viajar luego a países de la Europa Occidental.

La Europa democrática y humanitaria se está librando una verdadera batalla contra los refugiados indefensos que quieren llegar a territorio europeo.