Unidades del ejército sirio prosiguen su avance en sector este de la ciudad de Alepo, en una campaña antiterrorista “condenada” por Estados Unidos y la ONU.

Más de una semana después de haber anunciado una gran ofensiva para reconquistar la parte ocupada por terroristas, el ejército sirio y sus aliados progresaban este viernes en dos frentes, en el norte y en el centro de la metrópolis.

En el norte, tras haber recuperado el control total del antiguo campamento de refugiados palestino de Handarat, las fuerzas sirias capturaron el viernes por la mañana el antiguo hospital Kindi, en manos de los terroristas desde 2013.


“Las fuerzas sirias, y sus aliados, entraron al hospital por el lado norte, y libraron duros combates con cientos de terroristas y francotiradores que disparaban desde los tejados de edificios altos para frenar el avance”, explicó una fuente militar.

“Pero la intensidad de los ataques aéreos precisos, así como los disparos de armas medianas, proporcionó una cubertura de fuego que permitió la incursión y la recuperación de las instalaciones”, agregó la fuente.

“Las defensas terroristas se derrumbaron tras haber recibido un gran golpe en Handarat”, añadió.

Entretanto, en el centro de Alepo, se libraban duros combates entre ambos bandos en Suleiman al Halabi, barrio ubicado en la línea de demarcación.

El avance del ejército sirio coincidía con la degradación de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, que apoyan respectivamente a la oposición y al régimen sirio.

Tanto Washington como la ONU exigen el cese inmediato de las hostilidades, una demanda habitual cada vez que los terroristas reciben duros golpes en Siria.

El viernes, Moscú acusó a Washington de “proteger” a los terroristas del Frente Fath al Sham (ex Frente al Nusra).

En una entrevista a la cadena británica BBC World News, el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, afirmó que Washington “no era capaz” o “no tenía la intención” de instar a la oposición armada moderada a distanciarse de este grupo terrorista.