Desde Turquía llega una seria e inquietante amenaza a toda la Unión Europea. “Abriremos las fronteras para dejar pasar a los refugiados que deseen llegar al continente”, ha sido la respuesta de Erdogan a la decisión del Parlamento Europeo suspender temporalmente el proceso de adhesión de Turquía, un país en el que viven como refugiados más de 3 millones y medio de personas.


“No habéis cumplido con vuestra palabra. Cuando 50.000 refugiados estaban en la frontera de Kapikule (entre Turquía y Bulgaria), empezasteis a decir: ¿Qué haremos si Turquía abre la frontera? Mirad, si vais más allá, se abrirán estas fronteras. Ni yo ni mi pueblo nos veremos afectados por estas amenazas vacías”, dijo, tajante el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en una intervención televisada.

El acuerdo entre Turquía y la UE ha conseguido reducir de manera notable el número de llegadas de refugiados a Grecia.

Erdogan ha repetido en numerosas ocasiones que si antes de que termine el año la UE no liberaliza los visados para que los turcos puedan viajar a Europa con mayor facilidad, el acuerdo se romperá.

El fin de los visados fue una de las tres condiciones que Turquía puso para aceptar el retorno de todas las personas que lleguen a las costas griegas de manera ilegal. 6.000 millones de euros y la aceleración de las negociaciones para el acceso en la UE de Turquía fueron las dos otras contraprestaciones a las que Bruselas se comprometió el pasado mes de marzo.