La Resistencia islámica iraquí denunció que detrás de la violencia desatada en la sureña ciudad de Basora está la mano de una conspiración saudita-estadounidense, y responsabilizó al primer ministro iraquí por el deterioro de la situación y la creciente violencia en la ciudad y exigió su renuncia.

“Incendiar sedes de Unidades de Movilización Popular forma parte de un complot para crear caos en el país”, refiere un comunicado de esa formación.

“...es un intento para vengarse de quienes frustraron el proyecto daeshí de Estados Unidos y Arabia Saudita”, precisa la nota.

El texto también responsabiliza al primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, por el deterioro de la situación y la creciente violencia en la ciudad y exige su renuncia.

“Responsabilizamos al primer ministro de la crisis vivida en Basora por su fracaso en resolver los problemas sociales, (…) y le exigimos que presente su dimisión de inmediato”, reza la nota.

La provincia de Basora, la más rica en hidrocarburos del país, con la paradoja de poseer infraestructuras muy deficientes, es escenario de protestas desde el pasado martes que dejaron un saldo de nueve muertos y 25 heridos.

Los protestantes exigen mejorías en el suministro de agua potable, de electricidad y creación de empleos; la gota que colmó la copa ocurrió por una crisis sanitaria que ocasionó la hospitalización de unas 30 mil personas intoxicadas por consumo de agua contaminada.