Akeel Sheikh Hussein

Existe, aunque no sabemos el efecto de los factores aparentes u ocultos, una indudable relación entre la evidente victoria que está logrando Siria, día tras día en la guerra universal al que está expuesta desde hace más de un año, y lo que parece ser un nuevo despertar a nivel de la causa palestina.

¿Acaso no es seguro y reconocido, que el principal motivo de la conspiración contra Siria es eliminar su régimen, no por aborrecer a la dictadura y la corrupción, ni por amor a la democracia y los derechos humanos, sino, precisamente porque Siria con su perseverancia, con su alianza con Irán, y con su apoyo a los movimientos de la Resistencia contra la agresión y la ocupación israelí, ha arruinado el proyecto de rendición árabe, que había logrado un gran avance, no sólo en el ámbito árabe, sino también en el terreno palestino?

La batalla de “los intestinos vacíos", la firmeza de Gaza frente a la reciente agresión israelí a pesar de la dureza del bloqueo, la neutralidad de Hamas, y la hibernación egipcia, añadido a la mención de Palestina por el canciller ruso, Serguei Lavrov, en sus encuentros con los ministros de Exteriores árabes que están muy ocupados en su guerra contra Siria, y el puesto que ocupó la causa palestina en la cumbre de Bagdad, todos estos hechos constituyen la realidad de este nuevo despertar, que culminó en el Día de la Tierra y la Marcha Global por Palestina el día 31 de marzo.

La cumbre de Bagdad se ha caracterizado por la escasa influencia de Arabia Saudita y Qatar. De lo contrario, no se podría reconsiderar la noción del conflicto " árabe – israelí", que estaba envuelto por el olvido a favor de un conflicto "palestino – israelí", convertido prácticamente en el terreno en un conflicto "Gaza – israelí", paralelo a otro conflicto entre Gaza y la autoridad de Jericó.



El comunicado final de la Cumbre ha determinado un objetivo, alcanzar a poner  una visión común para desarrollar y permitir la prestación de apoyo por todos los medios para el pueblo palestino en su lucha para poner fin a la ocupación y establecer un estado independiente cuya capital es Quds (Jerusalén).

Está claro que este apoyo no excluye a los medios por los cuales descartó el lema "negociaciones, negociaciones, y negociaciones", anunciado por Mahmoud Abbas, como único medio para tratar con israelíes.

Incluso cuando el Secretario General de la Liga Árabe, Nabil El-Arabí, se lavó los manos de la Causa Palestina, diciendo que ya no es responsabilidad de la Liga Árabe, ni de Naciones Unidas, inculpó a Estados Unidos que considera la seguridad de "Israel" la primera de sus prioridades, lo que refleja una audacia que ha sido ausente durante mucho tiempo en el discurso oficial árabe.

La causa palestina ha marcado ganancias importantes, gracias a las agresivas reacciones realizadas por funcionarios israelíes contra la Declaración del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre la intención de llevar a cabo una investigación independiente sobre las consecuencias de la colonización con respecto a los palestinos en los territorios ocupados, incluida la parte oriental de la ciudad santa Quds.

Las reacciones que tomaron la forma de declaraciones muy agresivas coincidieron con cortar toda relación con el Consejo mencionado, además de invitar a los países "libres" para tomar una posición similar. Esto demuestra por enésima vez la arrogancia de los sionistas y su desprecio, incluso a las iniciativas tan magras como la iniciativa del Consejo de Derechos Humanos, que se limitó, en lugar de condenar la colonización y la violación de Palestina, a la promesa de una investigación que tal vez no termina nunca y no puede tener ninguna consecuencia, mientras que la colonización sigue a gran escala.



El principal peligro que amenaza el despertar Palestino actual, es la conspiración que pone de manifiesto sus campañas de publicidad excesiva y desproporcionada con los medios adecuados de la lucha pacífica, las campañas impulsadas por los medios de comunicación árabes bien conocidas como herramientas al servicio del proyecto hegemónico sionista – estadounidense.

La Marcha Global por Palestina ha formado una oportunidad para los medios de comunicación, no para llamar la atención a los crímenes cometidos por los sionistas y sus aliados de Occidente y árabes, sino para presentar, independientemente de las circunstancias específicas de cada proceso de cambio, a Mahatma Gandhi, Nelson Mandela y la Birmana Aung San Su Kyi, como únicos modelos a seguir por los pueblos que anhelan la libertad y la independencia.

Respetando las experiencias de cada pueblo, es sospechoso el hecho de que se saque brillo a la imagen de estos líderes y se haga caso omiso a los grandes símbolos de revolucionarios, árabes y musulmanes, cuyos nombres están asociados, al igual que otros muchos nombres, con revoluciones como la Revolución Palestina (en tiempos en que la lucha armada era el único camino para liberar a los pueblos) o como la Revolución Islámica de Irán, o las guerras, como la que desembocó en la derrota de la agresión israelí contra el Líbano en el verano de 2006.

Sí, ¡hay árabes que llaman a emplear medios pacíficos para tratar con el enemigo israelí, que oprime al pueblo palestino y otras naciones árabes desde hace más de sesenta años, y reclaman la intervención militar de la OTAN y exigen armar a la oposición cuando se trata de Siria!

El carácter escandaloso de una actitud tan flagrante es lo que explica una gran parte de la victoria lograda por parte de Siria, cuyos efectos comenzaron a surgir en el nivel de despertar la conciencia necesaria para dirigir todos los fusiles contra el enemigo Israelí.