Internacional
Cuatro muertos y 14 policías heridos en el asalto de los seguidores de Trump al Capitolio de EEUU
Lo que iba a ser una mera formalidad en el Congreso de Estados Unidos que ratificara el resultado de las elecciones del 3 de noviembre se convirtió en una exhibición de violencia “encendida” por el mismo presidente del país, Donald Trump.
Miles de seguidores del presidente saliente, que se niega a acatar el resultado de las urnas, asaltaron el Congreso y forzaron la evacuación de los legisladores y del vicepresidente, Mike Pence, que presidía la sesión.
Las salas y oficinas del Legislativo fueron asaltadas. Cuatro personas han muerto: una mujer que recibió un disparo letal de la Policía y otras tres personas que fallecieron por urgencias médicas, aseguraron las autoridades locales, que en un principio solo habían informado de un deceso. Asimismo, las autoridades han informado de 14 policías heridos y 52 detenciones.
“Así es como se disputan las elecciones en una república bananera”, declaró George W. Bush, el único presidente vivo del Partido Republicano, el mismo al que pertenece Donald Trump, en un comunicado emitido anoche en el que calificó de “insurrección” el asalto al Congreso que, dijo, “ha sido llevado a cabo por personas cuyas pasiones han sido encendidas por falsedades y falsas esperanzas”.
Y, durante más de dos horas, Trump guardó silencio. El Ejecutivo, que él controla, no hizo nada por impedir el salto al edificio. Mientras sus seguidores reemplazaban las banderas de Estados Unidos por otras con el nombre del jefe del Estado y del Gobierno, los Departamentos de Defensa y de Seguridad Interior se abstuvieron de intervenir.
Solo cuando el asalto llevaba más de tres horas, Trump colgó un mensaje en la red social Twitter en el que pedía a sus seguidores que “os vayáis a casa”. Aun así, el jefe del Estado y del Gobierno siguió insistiendo en la acusación de fraude. “Tuvimos una elección y nos la robaron. Fue una elección en la que arrasé. Y todo el mundo lo sabe, sobre todo los del otro bando”, dijo el presidente.
El Departamento de Defensa se negó a acceder a la petición de la policía del Capitolio de enviar refuerzos. El Departamento de Seguridad Interior, que es el equivalente en EEUU del Ministerio del Interior, tampoco hizo nada. Solo cuando el asalto ya llevaba dos horas en marcha, el Ejecutivo anunció que iba a enviar tanto soldados como policía al Capitolio.
Los agentes que se encargan de la seguridad de los congresistas se habían visto desbordados. Los asaltantes irrumpieron en la Cámara de Representantes y se hicieron fotos en el despacho de su presidenta, la demócrata Nancy Pelosi. Según las primeras informaciones, destrozaron puertas, ventanas y cristales.
La ciudad de Washington declaró el toque de queda a partir de las 6 de la tarde hora local mientras todo el país asistía en directo al asalto del Poder Legislativo por una multitud que algunos estimaban en 10.000 personas. Finalmente, los últimos asaltantes abandonaron el edificio en torno a las seis y media de la tarde.
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