Líbano se enfrenta a dos serios desafíos, uno desde el sur de parte de las tropas israelíes que ocupan Palestina, y el otro se encuentra en la frontera oriental con Siria, concretamente en la zona montañosa de Arsal y sus alrededores.

Si bien, según los analistas, no hay inminente peligro de una escalada bélica en el sur del país, tras el lanzamiento de varios cohetes desde territorio libanés hacia la tierra ocupada de palestina, dado que la reacción israelí se limitó a disparar entre 25 y 30 proyectiles que impactaron en descampados sin causar víctimas, ya que los israelíes saben que Hezbolá no está detrás de estas operaciones, de acuerdo a la opinión de los analistas.


Fuentes de seguridad aseguran que el disparo de cohetes desde el sur de Líbano es obra individual de un grupo de palestinos sin que haya una organización implicada en el asunto, pero lo más importante que ese tipo de actos se terminará al finalizar el conflicto actual de Gaza.

Mientras, la situación en la frontera oriental de Líbano (con Siria) es distinta. Miles de milicianos armados pertenecientes al grupo terrorista Frente al-Nusra y otros grupos de la oposición siria se encuentran en las amplias montañas a los dos lados de la frontera. Todos los milicianos que huyeron en su tiempo de la localidad de Al-Quseir tras su reconquista por las tropas sirias, así como de Homs y Al-Qalamun, se agruparon y se atrincheraron en estas montañas, y representan un serio peligro.


Tras la segunda batalla de Al-Qalamun, prácticamente los pasos fronterizos ilegales entre Líbano y Siria están cerrados y el ejército sirio junto a su aliado (Hezbolá) controlan la gran parte de la zona del lado sirio, por lo tanto, la única salida a estos terroristas es hacia territorio libanés. El gran número de terroristas aglomerados en la sierra, que disponen de suficientes armas, les da la capacidad de atacar puestos de Hezbolá en la región de baalbeck. Esta posibilidad hizo que Hezbolá realizara embestidas preventivas a los puntos de concentración de los terroristas en una zona difícil de acceso y donde existen muchas cuevas y refugios naturales.

En base a las informaciones de seguridad, los terroristas se preparaban para un gran ataque a las localidades de la provincia del Beqaa donde Hezbolá goza de notable simpatía entre la población, lo que agravaría la situación si dicho ataque se produjera.


Los combates se endurecerán mucho más, según opinan los expertos, debido a que Hezbolá no ha dejado vía de escape a los terroristas como ocurrió anteriormente en las batallas de Al-Qusseir y Yabrud por ejemplo. Por consiguiente, los terroristas no tienen otra alternativa que combatir ferozmente y pasar al ataque para romper el cerco. Al mismo tiempo, Hezbolá no permitirá la existencia de un grupo fanático y armado en esta zona por ser un foco de tensión permanente y amenaza la seguridad de la población en el Beqaa, aparte de ser una seria amenaza para sus militantes en el Qalamun sirio.

Todo esto indica que Hezbolá seguirá con esta batalla hasta el final, para evitar que los terroristas retomen la iniciativa y cometan actos criminales, como ocurrió antes, de enviar coches bomba a Líbano y cometer atentados suicida.