En medio de los acontecimientos en la región y las consecuencias de la agresión Saudi-estadounidense contra Yemen, Líbano sigue viviendo un estado de inseguridad ante los constantes ataques de grupos takfiríes, en especial en la localidad de Arsal.


El grupo terrorista Daesh anunció el domingo la decapitación de un ciudadano libanés secuestrado en enero en la localidad de Arsal. El fallecido, identificado como Yunis Huyeiri, fue raptado por hombres armados tras una disputa personal.

Arsal, ubicada cerca de la frontera con Siria, se ha transformado en la herida sangrante de Líbano, es una ciudad secuestrada por los terroristas. Hace más de un mes, el Ministro de Interiores libanés, Nuhad Mashnuq, afirmó que “Arsal está bajo ocupación”, una calificación que la conocen perfectamente los residentes que viven bajo el dominio de Daesh y sus colegas de otras facciones terroristas, una dominación reflejada en los secuestros, asesinatos, decapitaciones y “tribunales de carácter takfirí”.


“Parece que el único lazo de Líbano con Arsal es geográfico, ya que las instituciones gubernamentales están ausentes, lo que origina un vacío en la ciudad, que los grupos takfiríes se encargaron de llenarlo a su estilo”, ha publicado el diario Assafir.

Familiares de Huyeiri dijeron que había sido decapitado. Los familiares dijeron haber visto en las redes sociales una foto de un terrorista de Daesh alzando su cabeza tronchada.