Mientras los combatientes de Hezbolá escribían con su sangre la gran victoria de Líbano contra el terrorismo, el primer ministro libanés Saad Hariri se reunía con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca, donde ambos aumentaron sus críticas a Hezbolá.

Trump afirmó en rueda de prensa conjunta que su país seguirá ofreciendo asistencia al Ejército de Líbano para combatir al terrorismo y a Hezbolá.


“Hemos tenido una conversación exhaustiva sobre los retos que enfrenta Líbano que está en primera línea en la lucha contra Daesh, Frente al Nusra y Hezbolá”, dijo Trump.

“Hezbolá representa una amenaza al Estado (libanés) y a Toda la región” añadió.

“Hezbolá refuerza su armamento y constituye un peligro que puede provocar un conflicto con ´Israel´”, según la expresión de Trump.

El Presidente de EEUU alabó los logros del Ejército libanés en defender las fronteras del país y se mostró orgulloso por las ayudas prestadas “para combatir el terrorismo”, prometiendo más ayudas humanitarias a los refugiados sirios.

Respecto a las sanciones contra Hezbolá dijo que dejará clara su postura en las próximas 24 horas. “vamos a ver qué es lo que está ocurriendo exactamente”, agregó.


Por su parte, Hariri se mostró complacido por los vínculos de su país con Estados Unidos para enfrentar a Daesh y todo tipo de terrorismo.

“Mantendremos la asociación, esperamos lo mejor para nuestra región”, sostuvo el primer ministro.

Por otra parte, el bloque parlamentario “Mustaqbal” que lidera Hariri criticó duramente la ofensiva de Hezbolá contra los grupos terroristas en la frontera con Siria.

En su reunión semanal, los diputados de Mustaqbal señalaron que las acciones armadas de la Resistencia en la cadena montañosa del oriente de Arsal son “peligrosas, rebasan al Estado y no toman en cuenta la voluntad popular”.

Las facciones rivales de Hezbolá exigen su desarme y que cese su intervención en la guerra de Siria en la lucha contra el terrorismo.